jueves, 10 de marzo de 2016

Junto a la Cruz

Junto a la Cruz de tu Hijo
estás de pie, dolorosa.
Él te mira, sorprendido,
por sus cuencas ojerosas.
Su mirada transparente
se está poniendo vidriosa.
El dolor traspasa tu alma
con siete espadas filosas.
Tú contemplas su agonía
Y te pones valerosa.

Su Cuerpo entero, tan bello,
es una llaga horrorosa.
¿Cómo limpiarle la Sangre,
tan divina, tan preciosa?
¡Es mejor que se derrame
en cascada venturosa,
y acabándose ya pronto,
traiga la vida gloriosa!
¿Cómo quitarle los clavos,
aliviando su deshonra,
si la Cruz ya lo ha abrazado
como si fuera su esposa?

¿Cómo cantarle al oído
una canción amorosa
si los golpes del martillo,
en sucesión tormentosa,
acaparan su atención
con su música espantosa?
¿Cómo limpiarle la frente
si la cubre la corona
con retorcida crueldad
y con espinas de sobra?
¿Cómo tejerle su Carne
tan rasgada y tan rasposa?
Es una veste manchada.
Era limpia y muy hermosa.
¿Te acuerdas que la tejiste
Como Madre cariñosa?

¿Qué maldición le cayó
para estar así ahora?
¿Por qué lo mata la muerte
Frente a tus ojos ahora?
¿Por qué, valiente, resistes,
aunque la angustia te ahoga?

Cargó con nuestros pecados
su Voluntad redentora.
Por su gran Misericordia
nos ha liberado ahora.
De nosotros los humanos,
la condición pecadora,
por Él está redimida.
¡Perdónanos, gran Señora!

Pbro. Cándido Ojeda Robles

La Soledad Oaxaca AAR

No hay comentarios.:

Publicar un comentario