jueves, 10 de marzo de 2016

Reconocerse pecador

Penitencia y Reconciliación

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Seminarista Manuel Alejandro Núñez Gamiño

Durante los tres años de su Pontificado, el Papa Francisco ha dado muestras de humildad al confesar sus pecados a un Sacerdote en la Basílica de San Pedro a la vista de todo el mundo. Este acto lo realizó en la Jornada de Oración “24 horas para el Señor”. El Santo Padre se confiesa regularmente, pero en privado; en los tiempos recientes, no se recuerda a algún Papa que lo hiciera delante de los demás fieles.
A ejemplo del Romano Pontífice, todos los bautizados deberíamos acercarnos a este Sacramento habitualmente, y en este Año Jubilar de la Misericordia se nos ofrece la oportunidad de ganar la Indulgencia Plenaria; pero primero debemos estar en Gracia de Dios. Conozcamos un poco más acerca de este Tercer Sacramento de la Santa Madre Iglesia.

¿QUÉ ES LA CONFESIÓN?
Es el Sacramento en el cual, por medio de la absolución del Sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos.

¿QUÉ GRACIAS O FAVORES SE OBTIENEN?
El Canon 1496, señala: “Los efectos espirituales del Sacramento de la Penitencia son:
I. La reconciliación con Dios, por la que el penitente recupera la Gracia.
II. La reconciliación con la Iglesia.
III. La remisión de la pena eterna, contraída por los pecados mortales.
IV. La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado.
V. La paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual.
VI. El acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.

REQUISITOS PARA UNA BUENA CONFESIÓN
1) Examen de Conciencia.
2) Arrepentimiento sincero de los pecados.
3) Propósito serio de enmienda.
4) Confesarse con el Sacerdote.
5) Cumplir la penitencia que imponga el confesor.

10 REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISCO
El 12 de enero de 2016 se presentó el Libro “El nombre de Dios es Misericordia”, del Periodista Andrea Tornielli. El volumen se articula en nueve Capítulos. Comienza con ”El tiempo de la Misericordia” y concluye con el Tema ”Para vivir bien el Jubileo”. A lo largo de los otros siete Capítulos, el Papa Francisco dialoga con el autor -con quien habló durante cuatro horas y le planteó 40 preguntas- sobre diversas cuestiones cuyo hilo central fue la Misericordia.
A continuación, presentamos una selección de 10 frases sobre el Sacramento de la Penitencia, en el contexto del Año de la Misericordia, tomadas del libro de Andrea Tornielli.
1. “Me oigo decir a los confesores: hablen, escuchen con paciencia y, sobre todo, díganle a las personas que Dios las quiere bien. Y si el confesor no puede absolver, que explique por qué, pero que dé, de todos modos, una Bendición, aunque sea sin Absolución Sacramental. El Amor de Dios también existe para quien no está en la disposición de recibir el Sacramento; también ese hombre o esa mujer, ese joven o esa chica, son amados por Dios, son buscados por Dios, están necesitados de Bendición”.
2. “Los Apóstoles y sus Sucesores -los Obispos y los Sacerdotes, que son sus colaboradores- se convierten en instrumentos de la Misericordia de Dios. Actúan in persona Christi”.
3. “Confesarse con un Sacerdote es un modo de poner mi vida en las manos y en el corazón de otro, que en ese momento actúa en nombre y por cuenta de Jesús. Es una manera de ser concretos y auténticos: estar frente a la realidad, mirando a otra persona y no a uno mismo reflejado en un espejo”.
4. “Es cierto que puedo hablar con el Señor, pedirle enseguida perdón a Él, implorárselo. Y el Señor perdona enseguida. Pero es importante que vaya al confesionario, que me ponga a mí mismo frente a un Sacerdote, que representa a Jesús; que me arrodille frente a la Madre Iglesia, llamada a distribuir la Misericordia de Dios. Hay una objetividad en este gesto, en arrodillarme frente al Sacerdote, que en ese momento es el trámite de la Gracia que me llega y me cura”.
5. “Como confesor, incluso cuando me he encontrado ante una puerta cerrada, siempre he buscado una fisura, una grieta, para abrir esa puerta y poder dar el perdón, la Misericordia”.
6. “El que se confiesa, está bien que se avergüence del pecado: la vergüenza es una Gracia que hay que pedir; es un factor bueno, positivo, porque nos hace humildes”.
7. “Está también la importancia del gesto. El solo hecho de que una persona vaya al confesionario indica que ya hay un inicio de arrepentimiento, aunque no sea consciente. Si no hubiera existido ese movimiento inicial, la persona no hubiera ido. Que esté allí puede evidenciar el deseo de un cambio. La palabra es importante, explicita el gesto. Pero el propio gesto es importante”.
8. ¿Qué consejos le daría a un penitente para hacer una buena Confesión?: “Que piense en la verdad de su vida frente a Dios, qué siente, qué piensa. Que sepa mirarse con sinceridad a sí mismo y a su pecado. Y que se sienta pecador, que se deje sorprender, asombrar por Dios”.
9. “La Misericordia existe, pero si tú no quieres recibirla, si no te reconoces pecador, quiere decir que no quieres recibirla, quiere decir que no sientes la necesidad”.
10. “Hay muchas personas humildes que confiesan sus recaídas. Lo importante, en la vida de cada hombre y de cada mujer, no es no volver a caer jamás por el camino. Lo importante es levantarse siempre, no quedarse en el suelo lamiéndose las heridas. El Señor de la Misericordia me perdona siempre, de manera que me ofrece la posibilidad de volver a empezar siempre”.

(Fuente: Catecismo de la Iglesia Católica (CIC). Libro: “El nombre de Dios es Misericordia”).

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