jueves, 10 de marzo de 2016

“Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”

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Diac. José Luis González Santoscoy

En este Quinto Domingo de Cuaresma nos encontramos a sólo dos semanas de celebrar la Pascua de Resurrección. Con la escena del perdón de la mujer adúltera, descubrimos la acción misericordiosa de Dios, que nos habla de la necesidad de una profunda renovación, de una sincera conversión y de siempre caminar siguiendo los pasos del Señor, que ama y perdona en todo momento.
Conocemos bien el pasaje del Evangelio: los fariseos le hacen una pregunta comprometedora a Jesús para ver si condena o no a la mujer adúltera. Si Jesús hubiera respondido que no, lo acusarían de quebrantar la Ley de Moisés; pero si hubiera respondido que sí, se estaría contradiciendo en su Mensaje de Misericordia y Perdón. Pero Jesús, conocedor de los corazones y de sus intenciones, les responde: “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y, a su vez, invita a la mujer pecadora a cambiar de vida y a renovar su corazón.
Ella descubre en la actitud del Señor a un hombre misericordioso, y eso la libera y la trasforma. El Evangelio nos recuerda que Cristo vino al mundo a salvar a los pecadores, no a ensalzar a los justos; a curar a los enfermos, no a los sanos. La invitación es concreta; debemos dejarnos experimentar esa Misericordia de Dios, que puede transformar hasta los corazones de piedra. Pidámosle que hoy ablande el nuestro con su Gracia, la cual encontramos en el Sacramento de la Reconciliación y en la Eucaristía. Además, nos convida a echar una mirada sincera a nuestro interior y descubrir si en nosotros hay situaciones como ésta, que merece, de nuestra parte, la misma actitud de amor y de perdón como lo dispensó Él. Cuánto perdón se nos invita a dar, sin juzgar ni condenar; cuánta caridad estamos llamados a prodigar sin que nos den razón alguna; cuántas palabras de aliento podemos decir, sin esperar algo a cambio.
Dejemos que la Gracia de Dios nos purifique para que todas las situaciones y pecados que nos han alejado de Dios y nos han hecho insensibles a los demás, puedan ser sanados y experimentemos, en esta próxima Pascua, un renacer de nuestro corazón.
@PadreJoseLuisGS

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