Guatemala, de luto por las víctimas

Gigantesco alud y trágicos deslaves y derrumbes

“Guatemala, país y ciudad capital, su mismo territorio, todo es feraz montaña, y ha marcado sus límites con rigurosidad. La nación es terreno de cordilleras o de formaciones arcaicas, así como zona de hermosísimos lagos volcánicos y cumbres cónicas de 37 volcanes reconocidos en sus ejes geológicos…” (Cfr. Kaleidoscopio de esta América Nuestra, páginas 139-140. Ediciones Católicas Guadalajara).

Con más precisión, el alud y consecuente derrumbe de principios de este octubre, sí puede calificarse como trágico, pues ha sido en las ‘goteras’ (así llamados los asentamientos irregulares y paupérrimos), en las orillas de Ciudad Guatemala, en el Barrio de Cambray II, asentado en la conurbación de Santa Catarina, muy populosa, de la Ciudad Capital. Todo el mes de octubre ha sido de búsqueda, de rescate (cuando fue posible) y de evacuaciones de los humildes pobladores hacia albergues más o menos abastecidos.
El alud se calificó como gigantesco por las toneladas de tierra y lodo que, a la letra, sepultaron las pobres casas. Más literalmente, lo que se deslavó fue parte de un gran cerro. De ahí el enterramiento de las víctimas. Apenas acaecido, ya se habían rescatado cientos de cuerpos; pero las cifras fueron en aumento: 220, 350, 400, 489.

I- DATOS MÁS PRECISOS EN LA
PROLONGADA BÚSQUEDA
1° Debemos citar, en primer término, la existencia y la labor de la CONRED: Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, la cual prometió, desde inicios de octubre, evaluar y prolongar la búsqueda de víctimas. Todo ello, debido a la creciente inestabilidad del terreno y zona montañosa, por las lluvias (de ahí el derrumbe, más el lodo). Hubo días en que sólo se recuperaron cadáveres; ya nadie con vida.
2° El tema de la Investigación de Oficio, por si existieran responsables, ha apuntado al hecho concreto del ‘Riesgo’ que en esa zona representan los deslaves por estar cercana a la quebrada de un río que se desborda seguido.
3° El compromiso del Gobierno, de reconstruir viviendas nuevas para los afectados (miles de familias) data desde febrero de 2014, pues el Río Cambray, en sus desbordamientos, ya había socavado las bases de la Aldea (así la calificaron, más que como Población emergente) por la pobreza de los inmigrantes en casas de lámina, cartón y madera o de palos. Lo increíble es que en esa Barranca ya se habían levantado, sin cimientos ni estructura de castillos, viviendas de hasta tres pisos, a pesar de la prohibición policíaca. Son ‘los Pobladores’ que inundan las orillas de las Ciudades de América, al llegar ‘a probar suerte’, como dicen allá. Cerro de alto riesgo, en prolongadas laderas, sin agua ni electricidad. “Pero se acostumbra”, afirman. Algunos, sí se cambian a zonas más seguras; pero, ¡qué adversativa! Rentan y alquilan su peligrosa vivienda a gente más pobre todavía.

II- REFLEXIONES REITERADAS ANTE ESTOS SUCESOS
DRAMÁTICOS
A- Guatemala es un país de más de 16 millones de habitantes. La Ciudad Capital, donde sucedió el alud-derrumbe, ya rebasó el millón; muchos de ellos, en zonas de riesgo.
B- Citamos, y es para ponderar, la existencia de 37 volcanes en esas cadenas montañosas.
C- Los trámites para asentarse en casas ya construidas en zonas seguras, son engorrosos (así los califican), y se conceden permisos sin juicio de seguridad.
Vale la pena una relectura de este siniestro, a la luz de la Encíclica del Papa Francisco, Laudato si’, sobre “el cuidado de la Casa Común” (Cap. IV, Nn. 138 al 132).