jueves, 5 de noviembre de 2015

“¡No quiero vivir!”

Lupita:

¡Ya no quiero vivir! He pensado en quitarme la vida, pero sé que eso no le agrada a Dios, y estoy desesperada. Vivo con el recuerdo de que fui abusada por la pareja de mi mamá desde los 5 a los 10 años. Me siento sucia y como con una maldición. Vivo sola con mi madre, que está deprimida hace años, y no cuento con ella para que me proteja; al contrario, tengo que cuidarla yo y es una carga muy pesada para mí. ¡No es justo, Lupita, no es justo todo lo que me ha pasado! Yo no conozco a ese Dios Bueno del que tú hablas. Perdóname.

Dayanari C.

Hermana Dayanari:
A la distancia, te abrazo estrechamente. Nunca sabré la profundidad de tu dolor, pero quiero unirme a ti y llorar a tu lado porque, en verdad, no es justo que una criaturita sea abusada así, y no es querido por Dios el maltrato, la burla y opresión de los demás.
No es que quieras acabar con tu vida; sólo quieres acabar con tus problemas.
No existe explicación humana para el sufrimiento y la injusticia. Solamente Cristo puede dar un sentido redentor a todo ello y nos bendice con unas palabras que se convierten en la única Esperanza para nosotros: Bienaventurados los que sufren, porque serán consolados (Mt 5, 4).
Más que hablarte de Doctrina y de Teorías, quiero compartirte un testimonio de vida. Te presento a Mariangely, una predicadora católica que pasa la vida haciendo el Bien. Pero pudo no haber sido así.
Abusada por su propio padre, creció llena de dolor y resentimiento; consideró el suicidio en varias ocasiones; pero un encuentro con Dios Vivo la hizo tornarse en la mujer que ahora es. Ella lleva Esperanza al mundo, siendo testigo del Amor de Dios.
Hoy te pido, hermana mía, que no cortes tu historia ahora, pues no conoces el bello final que tiene. Sé que no encuentras a ese Dios que, de acuerdo a tus criterios, debió haber impedido tantas injusticias en tu vida. Quiero que te des cuenta de que ese Dios ha estado a tu lado siempre, y especialmente en los momentos difíciles. Él nos creó libres y nosotros podemos decir No a su Voluntad. Tu padrastro dijo “No” a lo que Dios le exigía para ti y actuó en contra de su Voluntad sirviendo así al enemigo del Señor Jesús. ¡El Mal entra al mundo cuando nos alejamos de Dios! Si te alejas de Él, en nada mejoras, sino que sigues haciendo crecer el poder del Maligno.
¡Decídete a acabar con el Mal, en abundancia de Bien! Puedes ayudar a muchas mujeres que han pasado lo mismo que tú. Permite a Jesús y María que entren a tu corazón; Ellos quieren renovarte, consolarte y cuentan contigo para transformar este mundo.
Emprende un camino de reconciliación con Papá Dios:
1) Acepta la invitación al primer Retiro Espiritual que te convoquen.
2) Acude a Clases de Biblia en tu Parroquia o el lugar que te quede cerca.
3) Participa en un Grupo de Oración.
4) Forma parte de un Equipo de Apostolado: visitar enfermos, dar de comer a personas necesitadas, hacer felices a niños huérfanos, escuchar ancianitos, etc.
5) Busca apoyo psicológico para sanar las fuertes heridas emocionales que te fueron hechas en tu tierna edad.

Dios Todopoderoso es quien nos dice: Vengan a Mí todos los que están cansados y agobiados; Yo los aliviaré (Mt 11, 28).

mujer-llorando

Lupita Venegas Leiva / Psicóloga. Facebook: lupitavenegasoficial

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