jueves, 19 de noviembre de 2015

La espiritualidad no es un traje, es una vida

Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara

Hermanas, hermanos:

La espiritualidad no es un cúmulo de prácticas piadosas ni de rezos ni de oraciones ya formuladas; no es un acopio de Novenas. Tampoco es ir de vez en cuando al Templo o a tomar ceniza, y no faltar los Días Santos.
Eso no es la espiritualidad, como no es un vestido que se pone para ciertas ocasiones, y que, pasada la ocasión, uno se lo quita y lo deja, o que se le hacen arreglos a la moda.
¿Qué es la espiritualidad? Es vivir la vida en el espíritu de Jesucristo. Es el don que nos dio, realmente, el día de nuestro Bautismo, ser en Cristo, y comenzamos a ser en Cristo de verdad, hijos de Dios, con toda la riqueza y dignidad que esto conlleva.
La espiritualidad cristiana es toda la vida, es vivir en el espíritu de Cristo. ¿Qué significa esto? Significa participar, en primer lugar, de la vida de Cristo, asimilar la visión que Él tiene de los demás, que tiene de Dios, del mundo, de la Creación; es hacer nuestra la visión que Cristo tiene de las personas, de los acontecimientos del mundo; ver como ve Cristo, sentir como siente Cristo, sentir como Él lo hace ante el hambriento, ante el pecador, ante la viuda que perdió a su esposo, ante tantas situaciones en las que afloran los sentimientos de Cristo.
Debemos hacer nuestros esos sentimientos con una espiritualidad cristiana, hacer nuestros sus criterios, y conducirnos en la vida como Él se condujo.
Todo esto es un gran regalo, una vocación, no sólo para los Religiosos y Religiosas, no sólo para los Obispos exclusivamente; no sólo para los Sacerdotes, sino para todos los que hemos recibido el Sacramento del Bautismo.
La espiritualidad es la vivencia en el espíritu de Cristo. Con este fundamento en la vida cristiana, teniendo esta base, entonces se puede ser Sacerdote, Religioso, incluso, anacoreta; se puede ser empresario, padre de familia, esposo, esposa…
Con esta base, la espiritualidad tiene que expresarse en todos los ámbitos de la vida humana y en todos sus quehaceres. Teniendo esa base, podemos ser todo lo que queramos, en cuanto a profesiones y actividades en la vida.
Quiero resaltar un aspecto muy importante. Nos preguntamos: ¿Dónde se nutre la espiritualidad? ¿Dónde se fortalece? ¿Dónde se revitaliza la espiritualidad cristiana?
Se nutre en la pertenencia a la Familia. Primero, a la Familia de los hijos de Dios. La espiritualidad nos vincula, nos hace pertenecer a una gran Familia, que se llama la Familia de los hijos de Dios, que es la Iglesia. Ahí se nutre nuestra espiritualidad, y se nutre de la Palabra de Dios, de profundizar en ella a través de la Catequesis; es decir, del esfuerzo por comprender y hacer vida la Palabra de Dios.
Hablar, entonces, de espiritualidad, no es hablar de ocasiones, momentos, circunstancias, hechos aislados, por muy piadosos que sean. Para el cristiano, es toda una vida en el espíritu de Cristo, que debe vivir el casado como casado, el profesionista en cualquier campo, el Sacerdote en su ocupación, el empresario en su actividad empresarial. Todo esto es la vida de Cristo, que permea todas las realidades. Cuando no se da esto, es cuando se da el divorcio entre Fe y Vida.

Yo los bendigo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.

“El Obispo es imagen viva de Dios Padre”.
San Ignacio de Antioquía.

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