jueves, 12 de noviembre de 2015

Cruzada de Oración y Penitencia

Querida Lupita:

Me siento triste ante la ola de anti-valores que se nos viene encima como un tsunami. Veo en mis hijos y en sus amigos una tendencia desoladora. Ellos quieren pasarla bien y nada más; no hay compromiso ni lucha ni esfuerzo. El alcohol, las drogas, la pornografía y excesos en Redes Sociales son parte de su vida. Los adultos son cada vez más irresponsables. Vivimos en un mundo sin Dios, y eso duele en el alma. Yo no veo salida; en todas partes se ve esta realidad, y hablar de Fe resulta obsoleto.

Rosa María F.

Hermanita mía, Rosy:

Cuando estamos tristes, tendemos a ver las cosas con pesimismo. Ciertamente, muchos jóvenes se han dejado llevar por esta mentalidad hedonista, pero existen otros muchos que están tratando de construir un mundo mejor, y ellos mismos son ejemplares hoy en día.
Aciertas al comentar que vivimos un mundo sin Dios, pero no es porque Él no exista, sino porque lo hemos sacado de nuestra vida. Quienes creemos en Él, no podemos vivir sin esperanza y sin alegría.

No se trata de hablar de Fe, sino de VIVIR nuestra Fe
Nadie se sentirá atraído a una persona triste, y todos se acercarán como a un imán a quienes contagian Esperanza.
Chesterton reflexionaba sobre esto cuando meditaba acerca del hecho de que somos hijos amados de Dios. Tenemos alegría, no porque el mundo pueda colmar nuestras aspiraciones, sino al revés. No estamos donde hemos de permanecer, sino en camino. Habíamos perdido la senda y Alguien ha venido a buscarnos para llevarnos de vuelta al hogar paterno. Es alegría no porque todo lo que nos sucede esté bien, sino porque Alguien sabe aprovecharlo para nuestro bien. La alegría cristiana es consecuencia de saber enfrentarse con el único hecho auténticamente triste de la vida, que es el pecado, y de saber contrarrestarlo con un hecho gozoso aún más real y más fuerte que el pecado: el Amor y la Misericordia de Dios.
El Papa Francisco nos está pidiendo vivir la alegría del Evangelio, llevar la Buena Noticia a nuestros hermanos, hacerlo con seguridad y convicción como lo hicieron los primeros cristianos. Aquel grupo de 72 discípulos designados por Jesucristo, dio origen a la Iglesia Católica en un mundo tan pagano como el actual. Necesitamos tener fuego en el corazón para hacer ‘arder’ la Tierra con el Amor de Dios.
Pero hoy requerimos, más que nunca, de las ayudas sobrenaturales. Somos un pueblo que ha dejado de orar, que no se toma en serio la gravedad del pecado y no hace penitencia.
Te estoy respondiendo desde Francia, en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, donde la Virgen María nos pidió, a través de Santa Bernardita Soubirous, que hagamos oración y penitencia por todos los pecadores.
Organicemos con alegría una serie de actos piadosos que aumenten nuestra vida de oración y nos permitan realizar actos de penitencia. Dentro de tu comunidad parroquial o apostolado, lleva una motivación para vivir jornadas de adoración al Santísimo Sacramento, rezo del Rosario, completar novenas con diferentes intenciones, llevar flores a María, meditar el Viacrucis, etc.
Unámonos para seguir presentando a Dios que nos quiere en la vida eterna y para ello nos pide vivir en Gracia, que sepamos contar con Él para vencer nuestras tentaciones y así poder perdonar, unir y amar.
En México queremos unirnos en una Cruzada de Oración y Penitencia. Si quieres sumarte, entra a la Página: www.vivacristorey.mx

Jovenes

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