jueves, 26 de noviembre de 2015

La participación en Grupos Juveniles

“Entrégale tu juventud a Él”

Sin título1

Mariana Morones Muñoz

Los jóvenes tomamos decisiones que afectan de manera positiva o negativa a nuestro futuro.
Lo que soy hoy es gracias al camino que decidí elegir ayer, y probablemente mañana escoja otro camino.
Una de las mejores decisiones de mi vida y también la más bella ‘Diosidencia’ fue entrar a “Tribus”, Movimiento Laical de Jóvenes Católicos, donde conocí a un Dios amoroso que transformó mi corazón y mi vida.
Ahí también encontré amistades sinceras que, a pesar del tiempo, la rutina y la distancia, siguen conmigo; y así como a mí, Dios ha hecho un gran cambio en ellos. Francisco Cárdenas, “Paquito”, de 19 años, nos comparte: “Lo que ha cambiado en mí es una forma más amplia de ver el mundo, sobre todo por las experiencias que ofrece el estar en un Grupo Juvenil. En mi caso, han sido varias: ir de Misiones, hacer apostolados en Casas-Hogar. Una experiencia diferente que da diferentes perspectivas que, en verdad, todos necesitamos de alguien en la vida. Me ha vuelto una persona más consciente de la Sociedad y más solidaria”.

Fortalezas
Los Grupos Juveniles impactan a los jóvenes en su manera de expresarse, de socializar, comunicarse y hasta su manera de ver la vida. Y otro aspecto muy importante es el cambio en el ámbito familiar. Gerardo Brigada, de 19 años, nos platica cómo ha impactado su vida en estos cuatro años en el Grupo, junto con su hermana Sharon, de 20 años: “Yo me consideraba una persona totalmente alejada, no creía en Dios, y todo esto cambió. No solamente empiezo a creer en Él, sino a crecer como persona, y mi familia se unió muchísimo”.
Otro testimonio, de Daniela Solares: “Cada día, en ‘Tribus’, es una enseñanza diferente. Lo que más recuerdo es cuando me subieron a Dirigente, pues desprenderme de mi Tribu fue un gran reto, y una gran bendición el crecimiento”.
Pero la pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué pasará después de que dejemos el Grupo?, pues no toda la vida podremos seguir; vamos creciendo y tenemos otras obligaciones que nos robarán el tiempo que se le dedica a estos Grupos. Diego Salazar, de 20 años, nos comparte su respuesta: “Si me dieran la espalda ahorita o me fuera de mi Grupo ahorita, me perdería como no tienes idea, ya que el mundo que me rodea está envuelto de lujuria, drogas, excesos y perdición… Lo que espero en un futuro, después de dejar mi Grupo Juvenil, es seguir en el camino que Dios me marque, seguir siendo instrumento de Él y ayudar como me ayudaron en nombre de Dios”.
Hay muchos testimonios de las transformaciones que Dios hace. Mis ojos han visto maravillarse de generaciones que, así como nosotros, algún día formaron parte de un Grupo Juvenil. ¡Anímate a formar parte de alguno, ya sea en tu Parroquia o Escuela.

“Felices los que se dan a Dios desde el tiempo de su juventud”.

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