jueves, 26 de noviembre de 2015

Los Cocas de Mezcala y la defensa de sus derechos

Reductos indígenas

Flormarchita

Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero

Jalisco es un Estado con una fuerte presencia de población indígena. Tenemos a las comunidades nahuas asentadas en varios Municipios del Sur de Jalisco, como Cuautitlán de García Barragán y Tuxpan; el Pueblo Wixárika (Huicholes) en la Zona Norte, en Municipios como Mezquitic y Bolaños; también una importante porción autóctona en la Zona Metropolitana de Guadalajara, conformada por comunidades migrantes de origen mixe, mixteco, zoque, otomí, entre otras etnias, además de una comunidad Coca en la localidad de Mezcala de la Asunción, del Municipio de Poncitlán, en la Ribera Noreste de la Laguna de Chapala.
Sin embargo, a pesar de que son muchas las comunidades indígenas que conviven con nosotros, parece que sus demandas y sus derechos son asuntos que a pocos importan.
Las luchas de los pueblos indígenas en Jalisco no han sido escasas, y varias de ellas están vinculadas con la defensa de sus territorios. Por ejemplo, recordemos al Pueblo Wixárika que se opuso a la construcción de carreteras en sitios sagrados para ellos, o el conflicto que han tenido los nahuas de la comunidad de Ayotitlán (en Cuautitlán de García Barragán) con algunas empresas mineras. Es decir, no obstante que numerosos asentamientos indígenas estaban, antes que nosotros, afincados en sus territorios, hasta el día de hoy estos pueblos siguen teniendo la necesidad de defender lo que por legítimo derecho les corresponde.

Asunto cercano y ajeno
Para el caso de esta entrega, quiero compartir con los amables lectores de Semanario Arquidiocesano de Guadalajara la situación que prevalece en la comunidad indígena Coca, de Mezcala. Desde 1999, esta comunidad mantiene un conflicto legal con un empresario que indebidamente se apropió de nueve hectáreas de territorio comunal que pretendía usar para su uso particular, cuando está estipulado que los terrenos con estas características son para el uso y el disfrute de toda la comunidad. Dicho empresario alegaba que podía disponer de esta tierra porque un comunero le había cedido sus derechos.
Fruto de este conflicto, varios miembros de la comunidad Coca, de Mezcala, también fueron acusados de daños a las cosas y robo desde el año 2011, porque el citado empresario colocó un panel solar en las hectáreas invadidas, sin la autorización de la Asamblea de Comuneros de Mezcala. El panel alimentaba una bomba de agua que desviaba y retenía arroyos que las comunidades de Mezcala y San Juan Tecomatlán utilizaban para sus actividades agrícolas y ganaderas. El artefacto fue desmontado y puesto a disposición del empresario afuera de la Casa Comunal por orden de la Asamblea de Mezcala. Derivado de esta acusación, el 27 de mayo de 2015 el Juez Penal del Sexto Partido Judicial con sede en Ocotlán, Jalisco, sentenció a los comuneros a penas privativas de la libertad y al pago de la reparación del daño.
Luego de un proceso legal, los comuneros de Mezcala, acompañados jurídicamente por el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (CEPAD), lograron que los Magistrados de la Sexta Sala determinaran absolver de los delitos imputados a integrantes de la Comunidad. Por otro lado, la comunidad indígena Coca, de Mezcala, también ha logrado que distintas Autoridades Judiciales Agrarias les concedan la razón en su lucha y que dicten la restitución de las hectáreas invadidas en favor de los comuneros.
Esta Comunidad lleva casi 16 años luchando por sus tierras comunitarias, y a raíz de esta lucha, sus integrantes han sufrido acusaciones infundadas. Afortunadamente, en este caso, las distintas instancias judiciales les están concediendo la razón, pero no sólo han logrado obtener avances en su defensa jurídica, sino también han generado proyectos de desarrollo comunitario en Mezcala.
Es importante seguir de cerca este caso, porque nos muestra dos tendencias que es necesario atender: por un lado, los derechos de los pueblos indígenas en el Estado de Jalisco no están plenamente garantizados, y por ello resulta imprescindible realizar una reforma a la actual Ley Indígena estatal, con el propósito de darle certidumbre jurídica a estas comunidades y, con ello, lograr que sus derechos sean efectivamente respetados.
Por otro lado, resulta muy esperanzador conocer y valorar la lucha y la defensa que hacen los indígenas Cocas de su tierra y sus territorios. Sin duda, Mezcala se convierte en un ejemplo para todos nosotros, ya que con sus acciones nos manda el mensaje de que se puede trabajar para la justicia y la defensa de los derechos en forma organizada y utilizando las herramientas políticas y jurídicas que están a su alcance para conseguirlo. ¡Enhorabuena por los logros!

Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com

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