jueves, 19 de noviembre de 2015

Banquetas libres

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José de Jesús Vázquez Hernández

En días pasados, el Ayuntamiento de Guadalajara inició un programa con el fin de liberar las aceras y recuperar los espacios públicos para usufructo del peatón, el cual, según el Presidente Municipal, Enrique Alfaro Ramírez, se enfocará en tres rubros: se harán operativos permanentes, se les dará mantenimiento con infraestructura física menor y se mantendrán limpios los espacios.

Ola de invasores
Desde luego que suenan fabulosas estas acciones, pues era urgente garantizar las banquetas libres de puestos fijos y semifijos, así como de vendedores ambulantes; pero no sólo de estos advenedizos, puesto que hace falta incluir en este intento otra constante amenaza, como son los cuidadores de vehículos, más conocidos como “los viene, viene”, que apartan lugares invadiendo los espacios que tienen a la mano o que les viene en gana, en perjuicio de los vecinos y de los viandantes.
Otros factores que violan los Reglamentos Municipales son algunos constructores de inmuebles que no solamente invaden las banquetas, sino parte del arroyo de la calle con el material que descuidadamente descargan en esos espacios, como arena, varilla, costales y toda clase de objetos peligrosos que no permiten el acceso libre de personas con alguna clase de limitación o de ancianos de la tercera o cuarta edad.
Entre estos inconvenientes, se localiza una serie de puestos de periódicos y revistas ubicados permanentemente en las esquinas de las calles, que tapan la visibilidad y reducen los ámbitos de vialidad, obligando a los viandantes a deambular debajo de la banqueta. Ya se logró que algunos espacios, sobre todo del Centro Histórico, que servían de estacionamiento para vehículos de autoridades influyentes, se liberaran. ¿Podrán con esto?

Responsabilidad repartida
Es importante mantener libres estas áreas, para el bien de todos. Y ni qué decir de su limpieza y accesibilidad, pues quienes transitan por esos tramos, ya sean lugareños o turistas, suelen llevarse la imagen de lo que ven, y de acuerdo a ello y al trato que reciben, será la opinión que guarden para regresar o recomendar el lugar para que otras personas lo visiten o dejen de hacerlo.
Quién sabe qué tanto influya que el espacio de la banqueta sea considerado propiedad del dueño del inmueble, sólo para que arregle la parte de la acera que le corresponde, o de plano sea considerado un espacio público, en el que la Autoridad pueda intervenir y planear una banqueta digna, y no una pista de carreras de obstáculos.
Igualmente, es deseable y factible que pronto se construya un conducto, ya sea en la calle o en la banqueta, a cargo de la autoridad correspondiente, que pueda ser un facilitador para que los diferentes servicios, como la electricidad, gas, líneas telefónicas y televisivas, etcétera, las Compañías respectivas lo utilicen a cambio de una aportación, y dejen de escarbar cada vez que es requerido un servicio.
A propósito de las banquetas, en una ocasión tuve la oportunidad de visitar la Ciudad de Detroit, en tiempo en que era considerada en quiebra, y observé la intervención de personal y vehículos con el logotipo de la autoridad encargada, efectuando labores en las banquetas con sus rampas amplias y accesibles en colonias en gran parte deshabitadas, informándome que las banquetas eran consideradas espacios públicos bajo el cuidado de la Autoridad.
En lo que atañe a nosotros como particulares, bastante podemos hacer de manera responsable y solidaria.

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