jueves, 3 de noviembre de 2016

6 Bienaventuranzas ante el dolor de nuestra época

Nota 1

Malmö.- En la Homilía de la Misa que presidió la mañana del 1º de noviembre en Malmö, Suecia, en la Solemnidad de Todos los Santos, el Papa Francisco meditó sobre las Bienaventuranzas y se animó a proponer seis “nuevas”, que responden al dolor y la angustia de nuestro tiempo.
Hizo ver que “las Bienaventuranzas son, de alguna manera, el carnet de identidad del cristiano, que lo identifica como seguidor de Jesús”.
Asimismo, apuntó que “estamos llamados a ser bienaventurados, seguidores de Jesús, afrontando los dolores y angustias de nuestra época con el espíritu y el Amor de Jesús”. En ese sentido, resaltó, “podríamos señalar nuevas situaciones para vivirlas con el espíritu renovado y siempre actual”:
1- “Bienaventurados los que soportan con Fe los males que otros les infligen, y perdonan de corazón”.
2- “Bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados, mostrándoles cercanía”.
3- “Bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran”.
4- “Bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común”.
5- “Bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros”.
6- “Bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos”.
Todos los que hacen esto, explicó el Santo Padre, “son portadores de la Misericordia y ternura de Dios, y recibirán ciertamente de Él la recompensa merecida” (ACI).

A los cristianos se nos pide protagonizar la revolución de la ternura

notas 2 y 3

ESTOCOLMO- El encuentro ecuménico (motivo de su viaje a Suecia) que presidió el Papa Francisco tuvo lugar en el Malmö Arena, en el que estuvo acompañado de representantes de la Iglesia Luterana.
Dijo en su discurso que para los cristianos es “una prioridad salir al encuentro de los desechados, (…) de los que son marginados de nuestro mundo, y hacer palpable la ternura y el Amor Misericordioso de Dios, que no descarta a nadie, sino que a todos acoge. ¡A nosotros, cristianos, hoy se nos pide protagonizar la revolución de la ternura!”
En el evento se escucharon cuatro testimonios antes de las palabras del Romano Pontífice. El primer testimonio fue el de Sunemia Pranita, de India, quien habló de la importancia de cuidar la Creación. Por su parte, Monseñor Héctor Gaviria Henao, colombiano, Director de Cáritas en su país, contó su experiencia respecto al conflicto armado y el proceso de paz.
Marguerita Barankitse, de Burundi, dio su testimonio sobre ayudar a los más pobres. El último fue Rose Lokonyen, de Sudán del Sur y miembro del equipo olímpico de refugiados, que habló de cómo el deporte le ayuda en su vida (ACI).

Sobre sacerdocio femenino: La última palabra la tuvo San Juan Pablo II

ROMA- En la habitual Rueda de Prensa que concedió en el vuelo de regreso de Suecia a Roma, el Papa Francisco explicó que lo que la Iglesia enseña sobre la Ordenación Sacerdotal no va a cambiar, y que la última palabra sobre este tema la tuvo San Juan Pablo II.
La pregunta la hizo la Periodista sueca Kristina Kappelin, quien para introducir el tema se refirió a la lideresa de la Iglesia Luterana en Suecia, la Arzobispa de Upsala, Antje Jackelén, quien está casada con el Pastor Heinz Jackelén, también luterano.
Respondió el Obispo de Roma que “sobre la Ordenación de mujeres en la Iglesia Católica, la última palabra es clara; la dio San Juan Pablo II, y esto permanece”.
Francisco dijo que “las mujeres pueden hacer muchas cosas mejor que los hombres”, y cuestionó luego: “¿Qué es más importante en la Teología y en la Mística de la Iglesia: los Apóstoles o María en el día de Pentecostés? ¡Es María! ¡La Iglesia es mujer! Es la Iglesia y no el Iglesia… es, la Iglesia, Esposa de Jesucristo. Es un Misterio esponsalicio”.
En 1994, el Papa Juan Pablo II escribió la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis sobre la Ordenación Sacerdotal reservada sólo a los hombres.
Ahí se señala que “la Ordenación Sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los hombres” (ACI).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario