viernes, 4 de noviembre de 2016

12 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE CON VALORES

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Jesús nos invita a una inteligencia más profunda

Juan López Vergara

La Iglesia nos ofrece en la Eucaristía de hoy un texto que nos exhorta a no pretender reducir los planes divinos a categorías humanas, anunciando una de las verdades radicales de la Fe judeo-cristiana: Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos (Lc 20, 27-38).

Dos modos de tratar la Biblia
Algunos integrantes del conservador Partido Saduceo negaban la resurrección de los muertos, con base en una lectura fundamentalista de la Ley, sin conceder ningún valor a la Tradición (compárese Hch 23, 1-11). Ellos cuestionaron a Jesús: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano” (vv. 27-28). La Torá, ciertamente, contiene la Ley del Levirato -del latín levir, ‘cuñado’, que traduce el hebreo yâbâm, que significa ‘cuñado en sentido amplio’-, cuyo objetivo estaba orientado a la conservación de la vida, buscando perpetuar la descendencia a través de un miembro de la propia familia (compárese Dt 25, 5-10).
Aquellos saduceos, pretendiendo ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos, apoyados en una lectura fundamentalista de la citada Ley, propusieron a Jesús un retorcido ejemplo: “Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?” (vv. 29-33).
El Teólogo judío P. Lapide advierte, en un libro precioso: “Existen sólo dos modos de tratar la Biblia: o se la toma al pie de la letra o se la toma en serio” (V. Frankl-P. Lapide, Búsqueda de Dios y sentido de la vida. Diálogo entre un Teólogo y un Psicólogo, Barcelona 2005, pp. 75-76)

“Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos”
Jesús, interpretando en profundidad las Escrituras, explicó los fundamentos de la Fe bíblica en la resurrección, previniéndoles de no pretender encasillarla con parámetros humanos: “En esta vida hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura los que se juzgan dignos de ella y de la resurrección de los muertos no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado” (vv. 34-37). Jesús les recetó una pócima de su propia medicina, al demostrarles que la fe en la resurrección radica en la convicción de la lealtad de Dios a sus promesas, como se expone en la misma Ley: “Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven” (v. 38).

“En Dios vivimos, nos movemos y existimos”
Los invitamos a celebrar agradecidos el maravilloso don de la fe en la resurrección, que nos permite vislumbrar que no solamente nuestro presente le pertenece a Dios, sino también nuestro futuro; más aún, como declara Jesús, nuestro futuro es Dios, ya que en Él “vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28).
Jesús nos invita a una inteligencia más profunda, pues la letra mata, pero el Espíritu da vida (compárese II Co 3, 6).

LIBRO DE LA SEMANA

Orar con un corazón misericordioso
Rafael Pardo
Editorial Desclée de Brouwer

Al hilo de la Parábola del Buen Samaritano y del magisterio del Papa Francisco, el autor desgrana algunas actitudes básicas para fomentar la Misericordia: habitar las periferias físicas y psicológicas, sentido de compromiso social, empatía ante el dolor del prójimo, etc. “Frente a la cultura actual, que propone ser competitivos, la propuesta de Jesús es la de ser compasivos”.
Estas páginas constituyen un coloquio personal e íntimo con el dolor. Mediante un estilo sencillo, propositivo y concreto, alejado de Teologías abstractas, el autor se adentra en claves de Misericordia que constituirán la esencia cristiana, no sólo en el mundo actual, sino también en el futuro.

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Albert Kurczab, S.V.D.
Disponible en LIBRERÍA VERBUM: Av. Conchita 4556,
Col. Lomas de la Victoria.
Tels. 3144 3322 / 3073.
verbumgdl@outlook.com

Una buena experiencia en Halloween

Querida Lupita:

Mi hija de 16 años no quiso festejar Halloween y regañaba a los niños disfrazados de diablos y monstruos. Se ganó críticas y ofensas por decir que eso está mal. Les dijo a los niños que estaban ‘adorando’ a Satanás; pero ellos y sus padres le dijeron que sólo se divertían y que lo de ella es fanatismo. A mi hija le duele todo esto, pero se ha dado cuenta de que, así, no evangeliza, sino, por el contrario, provoca rechazo. Me preguntó cómo influir para bien, pero no supe orientarla. ¿Alguna idea?

María S.

Hermana mía, María:
Dios trabaja primero EN nosotros, para luego trabajar CON nosotros. Cuando corregimos a los demás, es importante revisar nuestra pureza de intención. ¿Corregimos para mostrar que nosotros sabemos más, y descalificamos al hermano?, o ¿lo hacemos porque queremos su bien?
Me llenan de esperanza los jóvenes que viven su Fe y quieren defenderla; son el tesoro de la Iglesia. Felicito a aquellos que quieren hacer del Halloween lo que verdaderamente es: la preparación al festejo del Día de todos los Santos.
Pero, en efecto, debemos transmitir nuestra Fe con alegría, pues ser católico es tener una Buena Noticia qué compartir siempre. Vamos a esmerarnos en presentar a la Iglesia como la comunidad de los que aman.
Cuando Cristo habitó entre nosotros, el mundo era pagano; es decir, desconocía al Dios único y vivía con sus propios criterios, adorando ídolos de toda clase. Aquel mundo no difiere mucho del nuestro, ya que hoy vivimos como si Cristo no hubiera venido a hablar claro sobre nuestro destino eterno. Nuestro Señor nos puso el ejemplo acerca de la forma de “inculturar el Evangelio”.
El término inculturar es como encarnar; indica el esfuerzo de hacer penetrar el Mensaje de Cristo en un ambiente socio-cultural, buscando que éste crezca, según sus propios valores, en la medida en que son conciliables con el Evangelio (II Sínodo Diocesano, 796). Ir poco a poco, de manera audaz.
Jesucristo es Maestro en este arte. Él, para hacer llegar la Buena Nueva a quienes vivían totalmente alejados del Padre, los amó primero.
Nuestra Fe es de los que aman; nuestra primerísima Misión es comprender, y a partir de ahí, anunciar con una sonrisa que Dios nos quiere a su lado plenamente felices en el Cielo para siempre.
Circuló en Internet la siguiente propuesta de un buen Sacerdote para transformar el Halloween en lo que debe ser. Sugerencias:
1.- Ve a Misa y aprovecha para confesarte.
2.- Visita a Jesús Eucaristía y dile que deseas ser santo.
3.- Cuando los niños toquen el timbre en tu casa, invoca al Espíritu Santo con la siguiente oración: “Espíritu Santo, inspírame lo que debo pensar, lo que debo decir, lo que debo callar, cómo debo obrar para procurar el Bien de los hombres, el cumplimiento de mi Misión y el triunfo del Reino de Cristo, Amén”.
4.- Abre la puerta con una sonrisa en tu cara y en tu corazón.
5.- Diles la alegría que significa que hayan tocado tu puerta, y que con gusto les darás algunos dulces.
6.- Invítalos a rezar un Padre Nuestro, una Avemaría y Gloria, frente a un altar de la Virgen que has preparado previamente.
7.- Reparte a cada uno la estampa de un Santo.
8.-Dales un dulce y despídelos con alegría.
“No solamente nos dediquemos a decir lo que está mal; propongamos algo nuevo para evitarlo”.

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La cremación y la conservación de las cenizas de los muertos

Puntual Instrucción pontificia

Desafortunadamente, tanto la normatividad civil como la eclesiástica son muy laxas o discrecionales en materia de disposición de los restos mortuorios de las personas, sobre todo tratándose del manejo, destino y guarda de las cenizas.

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Pbro. Tomás de Híjar Ornelas
Cronista de la Arquidiócesis de Guadalajara

Todo un tema, cuya práctica rebasó en pocos años lo que cualquier bautizado sabía, es el que ha ventilado de forma puntual la Congregación para la Doctrina de la Fe, que preside el Cardenal alemán Gerhard Müller, mediante la Instrucción Ad resurgendum cum Christo, del 15 de agosto de este año 2016, acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación.
Durante muchos siglos, la Iglesia Católica prohibió la incineración de los cadáveres, negando los Sacramentos y los Funerales a quienes la solicitaban. Empero, en 1963 se concedió un indulto, sin mengua de la “piadosa costumbre”, aconsejada vivamente, “de sepultar el cadáver de los difuntos”. La más reciente Reforma del Código de Derecho Canónico, en 1983, acogió esa concesión, que desde entonces goza cada día más de simpatizantes.

Precisiones al caso
Ahora bien, la nueva Instrucción reitera insistentemente que se prefiera sepultar los cuerpos de los difuntos en los Cementerios y otros lugares sagrados, aunque no descarta la incineración, siempre y cuando tal cosa no se pida como un acto de repudio a la certeza de Fe de que los muertos resucitarán del sepulcro, de lo cual es signo el hecho mismo de la sepultura, y al que se oponen actitudes y rituales que implican “conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona, o como momento de fusión con la Madre Naturaleza o con el Universo, o como una etapa en el proceso de re-encarnación, o como la liberación definitiva de la ‘prisión’ del cuerpo”.
Recuerda también la compasión y respeto debidos a los cuerpos de los fieles difuntos como vasos que fueron del Espíritu Santo desde el día de su Bautismo; de la acción misericordiosa que consiste en sepultar a los muertos y del recuerdo que de sus tumbas o lápidas queda en los Cementerios u otros sacros lugares.
Reconoce que “la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la Omnipotencia Divina resucitar el cuerpo”; admite situaciones que impelen a la incineración, tales como las de tipo higiénico, económico o social, siempre y que no se realicen en contra de la voluntad del fallecido, y a condición de que, en tal caso, las cenizas del difunto se mantengan en el Cementerio o en el área del Templo dedicada a ello.

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En contrario…
Atendiendo a lo anterior, se prohíbe a los católicos conservar en el hogar cenizas de fallecidos, salvo casos graves y excepcionales circunstancias, que deben determinar específicamente los Obispos en el caso de cada Diócesis, y las Conferencias Episcopales en lo general a nivel nacional. No está permitido que las cenizas se dividan y repartan entre los dolientes; que se dispersen en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma; que se les transforme en recuerdos conmemorativos, piezas de joyería o en otros artículos, manteniendo vigente la disposición que prohíbe las exequias al difunto que hubiese pedido la cremación y la dispersión de sus cenizas en la Naturaleza por razones contrarias a la Fe Cristiana.
Sólo falta disciplinar entre el Clero, y el caso mexicano es patético, la regulación de las urnas cinerarias y de los columbarios, que muchos Rectores de Templos han impulsado, menos movidos por una necesidad pastoral que por el beneficio material que del uso de tales instalaciones obtienen; materia en la cual impera, hasta el momento, una total anarquía, precisamente por falta de una normatividad concreta.

Peligran los fértiles pastizales de Jalisco

Pueden convertirse en desierto

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La ganadería es un oficio noble, pero acarrea consecuencias negativas cuando hay abusos. Esto ha traído que tierras que antes fueron una carpeta vegetal con pastos nativos y árboles, ahora son terrenos erosionados y desiertos con un alto costo ambiental.
Así describe esta situación el experto en praderas nativas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Pedro Jurado Guerra, ante el avance de la desertificación en el Norte y Occidente del país.
Este especialista en pastizales (del Centro La Campana, en Chihuahua) refirió que varios pastos nativos del campo mexicano se han reducido drásticamente en su disponibilidad, como las especies Navajita (el llamado rey de los zacates nativos mexicanos); Banderita, junto con los zacates Gigante, Tempranero y Puntablanca, lo que trae consigo diversos desafíos, tanto en las fuentes de nutrición del ganado, como en los aspectos del equilibrio ecológico.
Así las cosas, en la Zona Norte del país se ha dado una extensión de los grandes desiertos de Chihuahua y Sonora. En el caso de Jalisco, esto es observable en Municipios alteños como Ojuelos, Lagos de Moreno y Teocaltiche, por citar algunos.
El entrevistado hizo notar que, por diversos factores, se ha dado el aumento de la desertificación rural, desde el desinterés de los ganaderos por no reducir la carga animal en sus potreros, hasta el cambio climático y el desmantelamiento del sector público en áreas ligadas al campo.
Un ejemplo de este desmantelamiento es la desaparición de la Comisión Técnica Consultiva de los Coeficientes de Agostadero (COTECOCA), instancia que vigilaba que en los terrenos de pastizales se manejara el número preciso de animales para no depredar los recursos vegetales.

Cuello de botella en los pastos
Para complicar las cosas, dijo que se advierte en la Nación un serio cuello de botella al no disponerse de una instancia que reproduzca en forma permanente las semillas de los pastos nativos.
Adujo que esta carencia da motivo a que se importen semillas de los mismos pastos nativos, por lo que se recurre a compras de los Estados norteamericanos de Kansas, Nuevo México, Texas y Oregon, lo que supone desembolsos fuertes, sobre todo cuando se dispara el dólar. Actualmente, por ejemplo, anda a 20 dólares la libra de estas especies.
Por lo mismo, indicó que urge un manejo de los animales, a fin de propiciar la recuperación de los pastizales nativos, lo que incluye evitar la sobreexplotación de las praderas y facilitar el descanso de ciertos predios para facilitar el crecimiento del zacate con la rotación periódica del ganado.
Se comprende que el ganadero quiera hacer negocio con su actividad; pero, a largo plazo, se degradan los recursos naturales con el sobrepastoreo. Apuntó que el programa actual de rehabilitación de agostaderos de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (CONAZA) sostiene un objetivo encomiable. Y es que se han generado abusos en el empleo de la maquinaria, que son contraproducentes si no hay la evaluación permanente de este Programa.
También expresó optimismo en el Programa de plantaciones de mezquite para retener suelos de agostadero, y que ha iniciado en el Sur de Zacatecas y Norte de Jalisco, siempre y cuando no sea elevada la densidad del número de árboles.

EL DATO
En los últimos 50 años, se han perdido, por lo menos, 6 millones de hectáreas de pastizales en las Zonas Norte y Occidente del país, según una estimación de los investigadores del INIFAP (brazo de investigación científica de la SAGARPA).

Tradición, Cultura y Fiesta de Fe

Día de todos los Santos y Fieles Difuntos

Altar de Muertos DIF Jal

Sergio Estrada González
Ciudad de México

El 1 y 2 de noviembre en nuestro país se conmemora a todos los Santos y a los fieles difuntos, representados en altares reconocidos como “Ofrendas”. Estas costumbres y tradiciones son importantes; sin embargo, lo más relevante es recordar que nosotros algún día ya no estaremos aquí y debemos tenerlo presente en la alegría de la Fe en la resurrección, sabiendo que la vida no se acaba con la muerte física, sino que es un paso más en nuestra existencia.
Calificada como una celebración de Fe, ritos y mitos; una fiesta donde hay símbolos, comidas, bebidas, música, colorido, y llena de tradición y cultura, en sintonía con otros elementos y específica de nuestro país, así fue descrita por el Padre Ernesto Palafox, Académico de la Pontificia Universidad de México (UPM), y Coordinador del Área de Teología Pastoral.

¿Qué se recuerda en esas fechas?
“De alguna manera, recordamos lo infinito que somos y nuestro paso a la eternidad. Y los que tenemos Fe recordamos que tenemos que pasar por la muerte, pero que no es el final del camino y que todavía hay algo más allá. Además, recordamos una unión de los que ya no están con nosotros físicamente, pero espiritualmente sí”.
Asimismo, apuntó que también existe. A través de los Altares, esa unión con aquellos que ya están con Dios: “Recordamos nuestra muerte, pero también a aquellos que ya han muerto, y esto nos da un sentido de esperanza y felicidad. Ésta es la mejor manera de recordar esta conmemoración, y es lo que nos caracteriza como cultura mexicana.
“Es aquí donde se une la cultura con un sentido de muerte, con un folklore donde hay alegría y Fe; eso que es propio en la esperanza de la resurrección; que no se recuerda la muerte por la muerte, pues lo principal es recordar la resurrección, lo definitivo del encuentro con Dios”.

México y su cultura en el Día de Muertos
Es así como en esta conmemoración mexicana se une su cultura con las raíces profundas de nuestros antepasados y el pilar que es nuestra fe:”La tradición mexicana y católica, además de nuestra alegría, se combinan para dar como resultado el festejo de Todos los Santos y el Día de Muertos, ese lazo de amor y esperanza”, subrayó el Padre Palafox.

Día de Muertos Vs Halloween
El Profesor de la Universidad Pontificia distinguió que el Día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos” y el llamado Halloween se diferencia por las raíces culturales de nuestro país, ya que el Halloween es una tradición más celta, de países anglosajones, de noche de brujas, que celebran el 31 de octubre, cuando termina para ellos el Verano y entra el Invierno, mientras que nosotros celebramos el 1 y el 2 de noviembre, con raíces precolombinas, y con sentido de muerte, sí, pero sobre todo de Esperanza. Aquí en México, es la expresión de nuestras profundas raíces culturales, mientras que para el Halloween es una fiesta de fuego. La diferencia es cultural, juntamente con la Fe”, sentenció el Sacerdote entrevistado.