jueves, 2 de octubre de 2014

Pronto, la Romería

Que la Patrona nos alcance la concordia para superarnos


Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara


Amigos, amigas


Está en puerta el acontecimiento de religiosidad mariana más significativo de nuestra Iglesia de Guadalajara: la Romería, en honor de Nuestra de Señora de Zapopan, Patrona de la Arquidiócesis.

Ustedes son testigos de que cuando se lleva a cabo esta Romería confluyen para su coordinación y realización muchas voluntades: Autoridades a nivel estatal y municipal, instituciones de Protección Civil y de Seguridad, Organizaciones de la Basílica de Zapopan y de la Iglesia Diocesana; todo, con el fin de que esta manifestación masiva de Fe y devoción se lleve a cabo en un clima de paz, de tranquilidad y, sobre todo, de seguridad para quienes participen en ella.

A propósito de esta participación en la que se suman tantas voluntades y fuerzas, quiero compartir con ustedes una enseñanza y una reflexión. Lo que vivimos en el día de la Romería debe de inspirar nuestra vida diaria. Todos aspiramos a tener una vida mejor, más digna, más tranquila, más próspera; una convivencia más fecunda entre todos los niveles de nuestra Sociedad. Todos aspiramos a que la armonía entre nuestras Autoridades, la Comunidad y la solución de sus necesidades confluyan en esa misma intención y en igual dirección.

Por lo tanto, ojalá que de la experiencia de la Romería sacásemos una enseñanza de cómo debiéramos vivir todos los días para que nuestra Sociedad se vea más beneficiada, y especialmente para que cada uno realice de la mejor forma su tarea dentro de la Comunidad.

La Romería sale bien cuando todos hacen lo que les toca hacer; así también, en la vida diaria, si todos asumimos la responsabilidad que nos corresponde, el papel que desempeñamos, y si lo hacemos no sólo con voluntad, sino con alegría, de forma profesional y de la mejor manera, nuestra vida tendrá que caminar mejor.

A eso aspiramos y deseamos, eso anhelamos todos, no únicamente para nuestra Ciudad, sino para nuestro Estado. Es más, lo anhelamos también para nuestro país.

Espero, pues, que la experiencia de esta Romería, que es de religiosidad mariana, trascienda todos los espacios y que nos veamos todos, aunque pensemos diferente, seamos de credos distintos y manifestaciones religiosas diferentes, como una genuina familia, una verdadera Sociedad; que nos integremos cada vez más y nos ayudemos a salir adelante.

Que Nuestra Señora de Zapopan nos conceda esa Gracia de vivir como hijos suyos una vida digna y de verdadera fraternidad unos con otros.


Yo les bendigo en el nombre del Padre,

y del Hijo y del Espíritu Santo.


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