jueves, 9 de octubre de 2014

La Palabra del Pastor

“México se está moviendo”… ¿Hacia dónde?


Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara


Amigos, amigas


Parte 3
¿Estamos en la dirección correcta?


Antes de partir al Cielo, Cristo Nuestro Señor les dijo a sus Apóstoles: “Vayan y prediquen el Reino, y curen a los enfermos”. Estas palabras, este mandato, ya nos está dando una visión de la realidad: debemos predicar el Reino.

¿Qué quiere decir “vayan y prediquen el Reino”? Significa que hay que predicar que Dios es Padre de todos. Es el Reino por parte de Dios. Dios quiere hacernos experimentar su paternidad, y el Reino, por parte nuestra, es que aceptemos que Dios es nuestro Padre, que nos dejemos amar como hijos, y si somos hijos de un único y mismo Padre, entre nosotros somos -de verdad- hermanos, con la misma dignidad, con los mismos derechos, con el mismo destino, con las mismas posibilidades; todos somos hijos de un mismo Padre, Dios, y nosotros somos hermanos.

Vivir de esta forma es vivir el Reino. Por eso, el Reino de Dios se identifica con Cristo. En Cristo, Dios se manifestó plenamente como el Padre. Dios es Padre de su Hijo Jesucristo. Y Él fue el que aceptó, con todas sus consecuencias, ser el Hijo del Padre. Por eso, Cristo se propone, se da, se comporta como hermano de todos los hombres, de todas las razas, de todas las lenguas, de todas las culturas. Darse es vivir plenamente el Reino de Dios, como Jesús. El Señor, antes de pensar en sí mismo, pensó en los demás, en lo que sucedía a su alrededor, en dónde y cómo se debía vivir el Reino que estaba anunciando.

Preocupa que, por ejemplo en el Informe del Presidente, al que estamos haciendo alusión, en el contexto del panorama mundial al que el Papa nos invita a estar atentos por el desencadenamiento de conflictos por todo el orbe, que ya podemos decir que se trata de una nueva Guerra Mundial, ahora llevada a cabo por partes, con terribles masacres. Preocupa, entonces, ante esto, que en el Informe anual no se haya resaltado significativamente la política exterior. Son sólo tres veces en las que se hace mención de la política exterior, cuando no podemos sustraernos de esta realidad mundial. ¿Pues, qué tal que los efectos de esta realidad mundial peguen de tal manera a nuestro país que las cacareadas y esperadas Reformas no lleguen a cuajar, debido al escenario internacional deteriorado?

Por eso, dice Cristo: “Vayan y prediquen el Reino”. Este Reino está activo en nosotros, pero el pecado lo obstruye; el pecado, incluso, lo destruye, y cuando nos dice el Señor: “Vayan y prediquen el Reino, y curen a los enfermos”, nos está indicando que esos enfermos son nuestros hermanos, porque somos hijos de un mismo Padre, ya que el Reino es la predicación de ser una misma familia.

Al ser hijos del mismo Padre, todos somos hermanos. Pero entre los hermanos hay unos especialmente más frágiles y más débiles. En el Evangelio, los hermanos son los enfermos. Si nos pide que curemos a los enfermos, nos está diciendo que tengamos cuidado de los más frágiles, de los más débiles, de los más despojados de su dignidad y de sus oportunidades.

Nos está diciendo que tengamos cuidado de los más pobres. El Reino de Dios es nuestro Padre, y nosotros somos sus hijos, somos hermanos. Así entendemos mejor lo que señala Cristo, cuando, como su vida, nos dice que su Reino es justicia, es paz, es amor, es vida, es fraternidad, es santidad. Estos son los frutos del Reino.

Qué bueno que la Palabra del Señor nos ayude a tener una visión de nuestro México. Nuestras Autoridades tienen su visión, y para ellas está bien, y tienen derecho a dárnosla a conocer; pero nosotros podemos tener también nuestra complementaria o correctiva visión. Tenemos derecho, lo debemos tener. Qué bueno que México se está moviendo, pero preguntémonos si es en la dirección correcta, y preguntémonos qué podemos hacer para que se mueva México en la dirección correcta y lo más rápido posible.


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