jueves, 9 de octubre de 2014

La Familia, foco de atención mundial

Sínodo sobre la Familia

Las palabras de Papa Francisco, mensajes claros


Pbro. Carlos Javier Díaz Vega

Roma, Italia


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El feliz inicio del Sínodo de los Obispos tuvo efecto el domingo 5 de octubre con la Eucaristía presidida por el Papa Francisco, concelebrada por más de un centenar de Obispos, y en la que participaron miles de fieles, reunidos todos en la Basílica de San Pedro. ¿Qué ha dicho el Papa? ¿Cuáles han sido sus mensajes? Realicemos un breve recorrido:

Ya desde la noche del sábado 4 de octubre se sentía un ambiente de Sínodo, pues durante una Vigilia de Oración, promovida por la Conferencia Episcopal Italiana, y a la que asistieron varias decenas de miles de personas en la Plaza de San Pedro, se encomendaron a Dios las labores del Sínodo. Ahí el Papa Francisco comenzó a lanzar mensajes claros y concretos; manifestó, entre otras cosas, que «es la cultura individualista la que desnaturaliza y hace efímeros los vínculos… La comunión de vida asumida por los esposos, su apertura al don de la vida, la custodia recíproca, el encuentro y la memoria de las generaciones, el acompañamiento educativo, la transmisión de la Fe Cristiana a los hijos, todo esto hace que la familia continúe siendo la escuela de humanidad sin igual; la familia es una riqueza indispensable a una Sociedad justa y solidaria». Con el Sínodo, la colegialidad episcopal se manifiesta en un camino de «discernimiento espiritual y pastoral».

En su oración, el Santo Padre pidió tres dones al Espíritu Santo: el don de la escucha: escucha de Dios, escucha del pueblo; también la disponibilidad a examinar de manera sincera, abierta y fraterna, sin jamás perder la paz. Un tercer don es el de la mirada, una mirada a Jesucristo.

Al día siguiente, domingo 5 de octubre, durante la breve homilía de la Misa con que se inauguraba el Sínodo sobre la Familia, el Santo Padre reflexionó en la Liturgia de la Palabra que se proponía para ese domingo, el Tema de la Viña del Señor. El Sumo Pontífice dijo que el Señor tiene un “sueño”, y es su viña cultivada, bien cuidada y de la que espera muchos frutos buenos de justicia. Sin embargo, comentó, este sueño de Dios queda frustrado, pues en vez de uvas encontró agrazones; esperaba justicia y encontró lamentos. Por otro lado, Dios ha encomendado de manera especial su sueño, es decir, su pueblo, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, cuya tarea es cultivar con libertad, creatividad y laboriosidad; pero la tentación de la codicia y la soberbia siempre están presentes.

En expresa referencia al Sínodo, el Vicario de Cristo afirmó que no es «para discutir ideas brillantes y originales o para ver quién es más inteligente… es para cultivar y guardar mejor la Viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo». El sueño de Dios es, pues, «un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios», puntualizó.

Ese mismo día, después de la Misa, se llevó a cabo el tradicional Rezo del Ángelus en la Plaza de san Pedro, y el Papa comentó: «Los Padres Sinodales y yo viviremos dos intensas semanas de escucha y de diálogo, fecundadas por la oración». A los ahí reunidos se les ofreció en regalo una Biblia para las familias, y el Santo Padre advirtió: «Para que la familia pueda caminar bien, con confianza y esperanza, necesita ser nutrida por la Palabra de Dios». Después bromeó un poco diciendo: «¡Una Biblia en cada familia! ‘Santo Padre, nosotros tenemos dos, tres…’ ¿Ah, sí? ¿Entonces, dónde las han escondido? La Biblia no es para ponerla en un estante, sino para tenerla a la mano, para leerla seguido, a diario, ya sea individualmente o todos juntos, marido y esposa, padres e hijos, por las noches, especialmente los domingos». Antes de despedirse, pidió un favor a todos los fieles: «No se olviden de rezar por el Sínodo; recen a la Virgen para que proteja esta Asamblea Sinodal… Recen por mí».

El lunes 6 de octubre dieron comienzo los diálogos en el Aula del Sínodo, y el Obispo de Roma dirigió las palabras de bienvenida e invitó a todos los Padres Sinodales a “hablar claro”. «Se requiere decir todo lo que cada uno siente, con parresía… Al mismo tiempo, se debe escuchar con humildad y tomar con corazón abierto lo que dicen los hermanos. Con estas dos actitudes se ejercita la sinodalidad». El Sínodo se desarrolla cum Petrum et sub Petrum (con Pedro y bajo la Autoridad de Pedro [el Papa]). Por lo mismo, hizo la invitación a dialogar «con mucha tranquilidad y paz».

El miércoles 8 de octubre el Santo Padre realizó la acostumbrada Audiencia General, a la que asistieron miles de fieles. El Papa invitó a los peregrinos a rezar por el Sínodo y las familias, «a la Madre de Dios, Reina del Rosario, encomendemos todos juntos a todas las familias del mundo, rogando el don del amor, que es más grande que toda dificultad y debilidad, para que se mantengan unidas y felices». Es tradición que en estas Audiencias Generales asista una gran cantidad de recién casados, y a ellos les exhortó a que fortalezcan con la oración su vínculo conyugal. En otro orden de ideas, emocionado, reveló a los peregrinos que ese día cumplía 70 años de haber hecho la Primera Comunión y dio gracias a Dios por los dones de su Bautismo y la Comunión.

Además, mediante sus tweets, Su Santidad ha insistido en la oración común por el Sínodo. Oremos, pues, por la unidad y la felicidad de las familias.


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