Mediante un busto, el Padre Enrique Trujillo es recordado
en el Seminario Menor
En el marco de los Festejos por los 50 Años de la Nueva Casa del Seminario Diocesano Menor de Guadalajara, fue inaugurado un modesto pero significativo monumento (que se suma al dedicado al Cardenal Arzobispo José Garibi Rivera), en homenaje a uno de los Sacerdotes Fundadores de esas instalaciones.
José de Jesús Parada Tovar
Con la previa anuencia y beneplácito del Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo Metropolitano y Rector del Seminario; del Padre Vicerrector, Pbro. Lic. José Guadalupe Miranda Martínez, y del Prefecto General del Seminario Menor, Pbro. Lic. Jorge Manuel García Rivera, la Generación “Pbro. Enrique Trujillo Valdivia”, 1961-1976, de ex Alumnos Sacerdotes y Laicos de esa Casa de Estudios, rindió tributo agradecido a la memoria de quien fuera su Prefecto de Disciplina, Ecónomo y Profesor.
El sábado 27 de septiembre, y formando parte de las celebraciones religiosas, culturales y sociales por el Cincuentenario de la Casa del Seminario Menor (ubicada en Av. Lázaro Cárdenas 4249, Fraccionamiento Prados Vallarta), varias decenas de antiguos estudiantes de esa Institución, acompañados de familiares, se apersonaron en dicho domicilio para atestiguar el acto de develación del busto del Padre Enrique Trujillo, que encabezó el señor Cura Fausto Pelayo Valera, Párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, en Huentitán el Alto, y quien por casi 20 años fuera Ecónomo del Seminario Mayor, contemporáneo y amigo del difunto homenajeado.
La obra escultórica fue realizada por el Maestro Jaime Reyes Tavera, de prestigiada trayectoria por sus múltiples creaciones en Dibujo, Pintura y Escultura, y quedó ubicada en uno de los jardines, precisamente entre el Auditorio “Cardenal José Salazar López” y la División de Menores, de la que por cuatro años fue Superior el Padre Trujillo hasta su muerte, en 1968.
Ejemplo de fidelidad al seguimiento
Fue el propio señor Cura Pelayo Valera quien presidió la Concelebración Eucarística en la Capilla del Seminario Menor, acompañado de seis Sacerdotes de la citada Generación, y en cuya homilía el señor Cura Víctor Daniel Contreras Orozco, Párroco de Santa Edwiges, aludiendo al Evangelio del día, destacó que todavía hoy en día hay desconocimiento y confusión acerca de la Persona, la Vida y la Misión de Jesús, pues se le equipara solamente a un Profeta, un líder o un taumaturgo. Sin embargo, advirtió que no es posible seguirlo sin Cruz, donde se cumple cabalmente la identidad y finalidad del cristiano.
Asimismo, en referencia al Padre Trujillo Valdivia, resaltó que, “asumiendo plenamente el perfil del Sacerdote de Cristo, hizo un seguimiento de Él con entrega cotidiana en todas sus tareas. Le damos gracias a Dios por su ejemplo y tantos favores recibidos, y le pedimos nos conceda fidelidad para llegar a la Gloria con esa Esperanza en Cristo Resucitado, que es Fiel y Providente”.
Concluida la Santa Misa, el Padre Fausto Pelayo, tras recibir como un presente los tres Tomos de la Historia de la Generación 61-76, escritos principalmente por el Padre Óscar Maldonado Villalpando, recordó muy gratamente a su dilecto amigo, el Padre Trujillo, evocando “cómo sufrió su postrera y grave enfermedad con reserva y discreción, siempre en paz y sin dejar jamás de lado sus obligaciones como Formador y Ecónomo, en lo cual nos ayudábamos mucho, sin que nadie se diera cuenta de las carencias y penalidades de entonces, y los sacrificios para paliarlas o resolverlas”.
Luego rememoró que, alternando sus múltiples ocupaciones en el Seminario, el Padre Enrique también inició la Comunidad y Templo de El Perdón, así como la de La Esperanza, al extremo Noreste del Sector Libertad, e igualmente le apoyó en Huentitán. De hecho, ahí reposan sus restos mortales, en el Templo Parroquial.
Algunos datos
Nació en el Municipio de Encarnación de Díaz, de la Región de Los Altos de Jalisco, e ingresó al Seminario Menor de Guadalajara, que no tenía casa propia, sino frecuentes mudanzas en domicilios provisionales.
Con dispensa canónica (pues tenía 23 años de edad), y por tratarse del Año Jubilar por el Dogma de La Inmaculada Concepción, el Diácono Enrique Trujillo fue ordenado Sacerdote por el Arzobispo Garibi Rivera el 8 de diciembre de 1954. Su primer destino fue como Vicario Parroquial de Tecolotlán, con atención a la Capellanía de Tamazulita. Pronto se le destinó (desde 1956) como Sub Ecónomo del Seminario Menor, Casa de San Martín, y sucesivamente fue Prefecto de Disciplina y Catedrático de varias Asignaturas, como Gramática Española, Latín, Geografía, Contabilidad, Civismo y otras.
También fue Capellán de diversos Conventos de Religiosas, del Colegio Febres Cordero, y de los Sanatorios Catalina, Vázquez Arroyo y Chapalita. Víctima de un agudo aneurisma cerebral, y ante la sorpresa y consternación de todo el Seminario, feneció el viernes 21 de junio de 1968, Día del Sagrado Corazón de Jesús, en el Sanatorio Pedro Loza, del Barrio de San Felipe de Jesús, con apenas 13 y medio años de fecundo ministerio sacerdotal.
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