Juan López Vergara
El Evangelio que nuestra Madre Iglesia ofrece hoy, muestra un pasaje que revela la decepción de Dios por la esterilidad e infidelidad de su viña, que ahora es encargada a un nuevo Pueblo: la Iglesia, de la cual Jesús es la piedra angular (Mt 21, 33-43).
La conciencia de Jesús
Jesús, a través de una alegoría, cuenta su propia historia a los dirigentes de Israel. Se trata del propietario de un viñedo que, después de edificarlo con esmero, lo alquiló a unos viñadores y se fue de viaje (véase v. 33). Cuando llegó el tiempo de la vendimia, “envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo” (vv. 34-36).
El relato era familiar a los judíos, pues explaya la Historia de Israel: el propietario representa a Dios, y la viña al pueblo elegido (compárese Is 5, 1-7). Los labradores son figura de los dirigentes, mientras que los criados lo son de los Profetas, y su repetido envío señala la constante llamada de Dios a la conversión.
Sorprendente es el desenlace: “Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: ‘Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con la herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron” (vv. 37-39). La expectación del dueño se vio defraudada. Jesús reveló ser consciente de que con Él se cerraba definitivamente la serie de enviados de Dios a su pueblo, es decir, de ser el Mesías.
Jesús, Fundador y Fundamento de la Iglesia
Pero la actuación de Dios en Jesús no quedará en la muerte, ya que Él se convertirá en la piedra fundamental del nuevo edificio: “¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?” (v. 42). Todo edificio tiene una piedra clave, un cimiento que lo sostiene: Jesús es constituido, así, como el Fundador y el Fundamento de la Iglesia.
Jesús, piedra angular que sostiene nuestra vtida
Jesús, entonces, aseguró, a aquellos irresponsables capitostes, que les quitaría el Reino para dárselo a un pueblo que produjera frutos (véase v. 43). Es notable la importancia otorgada a “los frutos” (véanse vv. 34, 41 y 43).
En Guadalajara, tenemos la gracia de contar con el Instituto Bíblico Católico, donde de la mano de nuestra Madre la Iglesia aprendemos a reconocer a Jesús como la piedra angular que sostiene nuestra vida (Véase: La Palabra de Dios, fuente perenne de Verdad y de Vida, Semanario, 7 Sep. 2014, Páginas 4-7).
San Jerónimo considera: “Hay un Tercer Reino, el de la Sagrada Escritura, que es quitado a los judíos y entregado a un pueblo que produzca sus frutos”.
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